Wednesday, December 21, 2005

Reflexiones en la urbe: Capítulo II

Problemática humana común en el universo y la naturaleza


Mi mente de pronto se vacía, cuando toque tus labios y de pronto la realidad fue como en un sueño, pero distinta de cuando era fantasía. La misma música sonaba entonces, como la primera vez que le dije que la quería, y tuve que esperar… Cada noche que pasó, alguien que ya no está ni va a estar, días de facultad, días de dejar pasar un colectivo para esperarla, todo parecía ser vano, y todo termina siendo luego, o parece ser…, tan fácil… Hay cosas en el mundo que nos marean, que nos frustran, que nos humillan, pero entonces, cuando recobramos nuestra dignidad nos quedamos atónitos, sin saber que hacer, ni que decir, porque todo parece estar reparado, y solo importa el instante posterior a los sucesos, y ya no hay motivos para seguir luchando. No sabemos disfrutar, sino por medio de los recuerdos. A pesar de caernos varias veces y de sentirnos fracasados y humillados, no podemos disfrutar de la recuperación, porque la negamos, y la negación desaparece cuando disfrutamos de los recuerdos. Para algunos (no pocos) su misión en la vida es meramente aprender a ser felices y a disfrutar el presente del cual descreemos, tarea ardua y metafísica, porque se basa en la esencia y en la concepción innata que tenemos sobre el universo, y cambiar esta concepción, difícilmente alcance con una vida. En la anterior, sospecho que fui un criminal hábil y despiadado, pero con suerte en el amor. Ahora no aspiro más que a ser policía y aparecen con poca frecuencia amores fugaces en mi vida, que trato de retenerlos y se me escapan. Remediamos en la vida siguiente, lo que hicimos mal en la vida pasada, y las cosas contra las que luchamos y más nos cuestan, no radican sino de nuestra vida anterior. Debo confesar que a pesar de estas últimas letras, sigo siendo igual de católico que hace unos segundos atrás (una grave contradicción y dualidad, reencarnación/resurrección).
Hombres desdichados, que se sienten fracasados, se suicidan, y en la vida siguiente, suelen nacer discapacitados, inhabilitados o disminuidos, su misión será aprender a valorar la vida. Por una parte, vivir queriendo morir, y por otra, morir queriendo vivir? Cual es la más conveniente?. Los ricos son pobres y los pobres, ricos, en una lucha dicotómica entre el bien y el mal, gente que busca ser otro, cambiar, gente que no cambia (Parménides versus Heráclito), los primeros serán los últimos y los últimos serán los primeros, aunque como dice el gran maestro Borges en uno de sus puntos de “Fragmentos de un Evangelio Apócrifo”, no basta ser el último para alguna vez ser el primero. Si somos primeros, no lo disfrutaremos, solo nos alegraremos o lloraremos (si disfrutamos del llanto) cuando seamos los últimos y pensemos que no supimos ser felices y capaces de alegrarnos en cada fragmento ínfimo y a la vez eterno. Hasta que nos hartemos de vivir frustrados y empecemos a recrear nuestras vidas, hasta que pare el auto boicot, hasta que nos demos cuenta de que nuestras culpas de la vida anterior ya están siendo pagadas con nuestro aprendizaje y sufrimiento y que no hace falta seguir sufriendo las contrariedades de la cotidianeidad, porque eso entorpecería aún más nuestra tarea.
¿Una historia de amor entre ella y yo?, ¿o una historia de dos vidas que de manera aleatoria se cruzan? Por un lado se encuentran los sentimientos, y por otro lado las vidas tangibles, e individuales. Podemos verlo de una o de otra forma, pero los resultados no serán comunes en ambas. El gran problema, radica en que la mayoría de los fenómenos humanos y cotidianos, no son cuantitativos. Si mediante la meteorología, que es una ciencia, podemos predecir ligeramente como será el día de mañana, y la mayoría de las veces fallamos, imagínense cuánto costara hacer un cálculo de probabilidades acerca de cuando será la próxima vez que me sienta arruinado o maltrecho. No todo se puede pensar, no todo se puede predecir, y si así lo intentáramos, nuestros registros se volverían cada vez más inhumanos, más estériles, inservibles y perjudiciales. Porque percibimos la realidad de una manera distorsionada, y debemos conformarnos con ello, porque a pesar de no ser la realidad original, es la realidad natural, la que se nos presenta, a todos, y la vemos como normal, a veces nos damos cuenta de que nuestros sentidos y nuestra razón son engañosos y es donde queremos cuantificar los datos y nos confundimos más, y la mayoría de las veces nada sale como lo planeamos. Finalmente, es triste pensar que en el mundo abundan respuestas a preguntas que nunca nos hicimos y abundan preguntas sin respuestas, la mayoría, casi de forma determinante, inminente y definitiva. Preguntas en un mundo que no logramos conocer del todo, que solo llevan a más preguntas y a respuestas, planteamientos o reflexiones que pocas veces son certeras. Somos animales, animales que no ven la realidad original, pero animales políticos dotados de razón, de una razón que sirve para la formulación de preguntas y la elaboración poco práctica de las respuestas. Quizá suceda esto, porque como dice Nietzsche en su artículo “Sobre verdad y mentira en sentido extramoral”, el hombre ha creado un lenguaje común, y la verdad, solo es un establecimiento y un acuerdo común de la mayoría, la verdad es arbitraria. Todos sabemos que la palabra piedra se le asigna a un elemento, pero esa designación fue alguna vez arbitraria, porque no había indicios que nos dijeron que eso era una piedra. Si buscamos los fundamentos de esa verdad, no los encontraremos, porque, socialmente, ya es tarde para acordar nuevas verdades. Un imán natural tiene la propiedad de atraer cuerpos, la gravedad es un fenómeno magnético, pero nunca nadie se preguntó por qué carajo existe el magnetismo, ni por qué existen los electrones y la carga de distintos átomos que se da en un fenómeno electromagnético. Ni siquiera por qué existe el mundo, ni siquiera, la respuesta a una pregunta social y gramáticamente equívoca como: “¿Cuál es la natación?”.

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