Wednesday, September 20, 2006

Aroma de Buenos Aires

Los perfiles de la vasta ciudad, se desgastan en la mirada de todos los que pasan, las miradas hartas de rutina y cemento.
Los habitantes enfermos se esconden tras barrotes de hormigón que huelen a café, tabaco, vino tinto y Buenos aires (que no es sino memoria y Tango). La calle Cangallo que ya no existe, es ahora otra gastada forma de costumbre, transformada en otra que no tardará en aburrir y provocar una tristeza que se incrementa paso a paso, del cero al doscientos, del mil al tres mil, hasta que paradójicamente finaliza en el infinito mental.
Las arduas mentes psicóticas que la recorren día a día ignoran, quizás, que solo en aquel arrabal de Buenos Aires que ya no existe, todavía perdura el olor a canela y desdén que se siente en el pasar de la estela de habitantes y fantasmas que todavía...no se van.

La Vuelta de Obligado

Aunque pobre, esta es una vindicación al autor de esas líneas anteriores, de este libro web abandonado. Sin ínfulas de superioridad digo "vindicación"; no me he hallado injuriado por otros en ningún momento, sino, tal vez, por mi mismo, por dejar de escribir.
El arrabal tanguero de Buenos Aires, es el ayer impulsivo que me trae de nuevo a escribir, nunca he dejado, sino alternado escritura y no escritura.
Aunque jóven, también el autor percibe el ayer, grabado en la impronta de la mampostería arquitectónica de fantasías de birome y papel, que ahora, sin menos lamentación es de teclas y monitores.
Disculpen, mi ausencia, si es otra vez, y otra sucesiva y así por siempre. Pero no tardará más que un siglo la actualización final, que será dia a día, semana a semana, mes a mes, año a año, eternidad a planetas, a siglos luz. Pero no lo crean ciegamente, pues solo ahora soy inmortal.