Sunday, September 18, 2005

Las clases de metafísica del Profesor Ítalo Jacques

Aunque los propósitos de este escrito son inútiles, y sus musas son extremadamente vagas, me atreveré a recordar lo que he aprendido, mencionando superficialmente algunos de los temas que el profesor enseñaba en sus clases y profundizando sobre otros que suelen confundir al mejor metafísico petrificado y oculto en la mas oscura caverna de la ya no existente Babilonia.
Debo aventurarme a objetar la opinión de algunos sabios, y afirmar casi axiomáticamente que en el presente escrito pueden ocasionalmente encontrarse sensiblerías románticas que los enamorados de la vida reflexionan a modo de moralejas, chabacanerías, cholulismo barato, filosofía extrema o la que los Ingleses llaman Hard, delusiones bizarras, reflexiones de Dioses, instrucciones de preparados cuasi mágicos que recuerdan a la homeopatía de Médicos austríacos y americanos como Ocampo, Terranova, Opalinhe, Sensaval, Lyogen, Pramiel of the Faustan, etc.; así como también sensaciones de viajes mágicos que el doctor describía, las producidas por tales drogas: metaraminol, éter, fentanilos, melatonina en exceso, memantina, bloqueantes neuromusculares e hipnóticos varios que describió y nos enseño el Doctor Jacques durante sus clases.
En realidad, el título de la obra no debería ser “clases de metafísica…”, sino “clases metafísicas”, por la manera del profesor de discurrir minuciosamente y con demasiada sutileza acerca de varias materias que habitan este y tal vez otros mundos.
Comenzaré con una breve biografía de nuestro estimado profesor, vivo aún, con residencia actual en Viena.
Nació el 27 de septiembre de 1911 en Liubliana, Eslovenia. Su padre era un arquitecto Francés que vivió los lejanos resagos de la Revolución, su madre era italiana y a toda costa quiso imponer un nombre italiano a su hijo. Las causas del porque el profesor nació en Eslovenia son desconocidas. He fatigado noches enteras en busca de metodologías para la investigación biográfica, y las he aplicado, incluso recurrí a la ayuda de muchos eruditos, pero concluimos en que no existen fuentes para descifrar por qué nuestro maestro nació allí. Hace años que he perdido todo contacto con él y solo me entere por buenas fuentes que está vivo, y que reside actualmente en Viena. Para aclarar dudas sobre su biografía bastaría con llamarlo. Pero no cuento con los recursos para contactarlo. Por escabrosos motivos similares y por desgano, me limitare a relatar los hechos, y no explicaré el por qué de esto o aquello, de por que vivió allí o estudió por allá. Realmente eso me fastidia mucho.
Se crió y estudió en Francia, al terminar el bachillerato en artes, estudió en algún país latinoamericano -¿Argentina? ¿Paraguay?- la carrera de medicina. Se recibió de médico en 1937, y en 1943 trabajaba como cirujano mayor del Ejercito Panameño. Observó con desdén los efectos psicológicos de sus soldados expuestos constantemente a guerrillas y entrenamientos inhumanos que superan cualquier esfera de pensamiento. Entonces, estuvo obligado a estudiar psiquiatría para tratar a sus pares. Cuando lo conocí, ya estaba bastante loco, y a veces no tardaba en murmurar que se había especializado en la Universidad de Buenos Aires. Estudio minuciosamente y profundizó sobre el psicoanálisis. Algunos no tardan en afirmar que fue uno de los fundadores de la Asociación Psicoanalítica Argentina, aunque sus actuales autoridades lo desmientan fervientemente. Hasta aquí se de su acontecer, porque no profundizábamos en cuestiones sobre su persona. Quizá podré describir algunos pasajes de su vida más adelante, a lo largo del desarrollo de la historia del contenido de sus clases.

Agosto de1965, primera clase de psiquiatría del Profesor Doctor Ítalo Jacques. El viaje al sol.

Me encontraba sentado, una vez, junto a la ventana del aula que daba a un jardín secreto. Así lo llamaba el profesor. Decía, que allí habían sido enterrados algunos de los soldados muertos en la campaña del desierto, mientras disertaba acerca de los mitos argentinos de la “Luz Mala”, aclarando que era mentira toda teoría de que lo que resplandecía era algún elemento como fósforo o algo así. En verdad afirmaba que la luz mala existía y nos explicaba el por qué. A pesar de dudar bastante acerca de sus conocimientos, siempre traté de creerle. Según él, la luz mala era la lamentación de los astronautas recientemente muertos en el primer, único y último viaje al Sol, anterior al primer viaje a la luna. Dice que tuvo acceso a secretos de estado de los Estados Unidos cuando fue agregado militar de ese país. Aparentemente, los norteamericanos habrían desarrollado tecnología material “ultraaltahipertermoresistente”, llegaron al sol, habitaron en él, hicieron barbacoa y fumaron cannabis a más no poder. A la hora de regresar, por una imprudencia de los aeronautas que estaba absolutamente drogado, estrellaron la nave en una estrella desconocida por el 99,99% de la gente que habita el planeta, llamada “Bad Light”. Uno de los astronautas era argentino, y quiso contarle su historia al profesor mientras éste realizaba un viaje chamánico. Así, este argentino quiso resplandecer en todos los rincones de la patria, aliado con otros muertos y osamentas en vida duramente martirizadas. Todo lo que relaté fue lo que el hombre argentino de la NASA le contó al profesor, y le rogó que hiciera de esta historia delirante para algunos, una historia real. A veces hasta la creo.
Aunque esta historia parezca el relato de un esquizoide o un psicótico, era el relato descabellado pero no menos real, de una de las anécdotas de nuestro estimado catedrático, que queriendo enseñar psiquiatría, a veces enseñaba todo lo contrario. Pero igualmente pude recibirme, aprendí mucho de él y actualmente ejerzo la profesión, a pesar que el 50% del tiempo el doctor dedicaba el tiempo de las clases a relatar este tipo de historias.

Clase 2: ejemplos del hombre y su psicosis.

Un conjunto de sentimientos independientes de una mezcla de cosas que no se bien que es...El doctor siempre nos contaba anécdotas acerca de un paciente, que compartió conmigo y cuya historia ya la conocía. Repetía invariablemente esa frase. “Un conjunto de sentimientos independientes de una mezcla de cosas que no se bien que es...” Era un marinero mercante estadounidense llamado Hanself, de unos 30 años, que había empezado con síntomas psicóticos. Medía un metro ochenta, estado físico atlético y solía vestir como un gangster norteamericano o un mafioso italiano. Cuando no lo hacía usaba un sombrero negro de ala ancha y a veces me manifestaba que lo había elegido porque siempre deseó ser un granjero de Missisippi. Oía voces. Las voces lo despertaban por la noche, bajo el ondulante movimiento marítimo, que hacía años que ya no le provocaba náuseas. Cuando se suprimieron las náuseas empezaron las voces. Un homeópata lo había medicado mal, supuestamente para crisis profundas de ansiedad, que al parecer le provocaban las náuseas; sin advertir que si sobrepasaba la dosis, realmente, el efecto sería el contrario al efecto deseado. Náuseas, ansiedad, escuchar voces… La ansiedad le provocaba náuseas, y cuando se intentó suprimir la ansiedad, ésta, según el paciente, en un principio desapareció, pero aparecieron las voces y con las voces, nuevamente la ansiedad. Un verdadero “trabalenguas mental” que confundiría a cualquier psiquiatra inexperto. En una de las clases nos mostró algunas de las entrevistas que había tenido al paciente, al cuál le pidió que suprimiera toda medicación homeopática. Lo medicó con clonazepam, diazepam, antidepresivos y algún otro medicamento, ya que al parecer las náuseas guardarían relación con alguna disfunción hepática. El problema se solucionó con el ácido desoxicólico, 30 mg por comida, en el almuerzo y la cena. Solucionadas la nauseas y la ansiedad, y lejos de irse las voces, se intento el psicoanálisis.

Entrevista nro 1:


Paciente: ayer, por primera vez apareció una persona igual a mi y me decía que todo lo que pasaba, lo que provocaba ese hombre lo hacía para confundirme.
Terapeuta: siempre hay una primera vez para todo, pero cual sería el motivo por el cual esa persona lo quería confundir?
P: ese hombre hacía cosas malas. Una vez golpeó a un hombre en un bar hasta dejarlo inconsciente.
T: entonces lo creó porque usted no podía hacerlo?
P: silencio. Se ríe.
P: algo así me explicó el. Pero en ese momento me confundió más. Le tiré una piedra que tenía sobre la mesa, la piedra pasó de largo y rompió la pared, se rajó hasta el techo y me dieron ganas de llorar.
T: Nada es gratis…, encima de que le explican la situación usted lo quiere agredir?, terminó atentando contra su propia casa…
P: Casa de mierda. Ahí falleció mi amigo. Mi mejor perro. Siempre quise que me hablara.
P: largo silencio….
P: Pero nunca quiso, me miraba fijo, hasta que un día se murió. Para mi que lo envenenó ese hombre.

Evidentemente, en la última parte, se nota un desdoblamiento o separación claros entre su mente y su cuerpo. No logra integrarlos. Por momentos comprende lo que el terapeuta le dice, incluso se ríe de él mismo, pero luego lo olvida y relata otro suceso donde según él ese hombre que el terapeuta trataba de confirmar que era él mismo, envenena y mata a su perro. Su mejor amigo…

El profesor logró dar con el tratamiento adecuado: una tarde le sugirió que fumara alcaucillium peyotis regularmente (el profesor se lo facilitaba), hasta que se aclaren un poco las cosas, lejos de aceptar, el hombre lo tomó a mal y no volvió a la consulta después de un mes. Cuando lo hizo, sus ojos estaban enrojecidos y reía. La cura fue progresiva y total, y la evolución clínica asombrosa. Era un hecho inédito.
Aquella fue la primera vez en la que el profesor se dio cuenta de que el destilado de alcaucil funcionaría en el tratamiento de algunos de sus pacientes. En todos ellos hubo resultados similares precedidos de psicoanálisis, por supuesto. A pesar de que otros psiquiatras desmintieran el efecto terapéutico del alcaucil mejicano y otras plantas ya que demostrados estudios clínicos así lo afirman, el tratamiento si era efectivo cuando lo aplicaba el Dr. Jacques, y no faltó oportunidad en que pidió a sus pacientes que concurrieran a la consulta después de haber consumido alguna de estas sustancias. Una gran leyenda…”medico-urbana”, o una gran verdad…, o quizá la casualidad y el azar jugaron papeles importantes. Nadie lo sabe, ni tampoco será develado en este libro. Nadie en la actualidad ha usado este método.
Clase 3: La Isla de Antífonas, viejo recuerdo teñido de delirios y exquisiteces.

Nos relató una vez, un viaje que hizo a la isla de Antífonas, a 200 km de la península de Hunk. Lo hizo para ver un paciente esquizofrénico. Lejos de enseñar el tratamiento de la esquizofrenia con este ejemplo, el profesor se limito a describir las maravillas del lugar.
Quién sabe por que arcano designio en la Isla de Antífonas era siempre de noche. A los lugareños no les importaba. En la isla había una tienda de antigüedades, un palacio, una pequeña cárcel con un solo prisionero y 4 guardias, una iglesia, un circo, una comisaría y un bar frecuentado por piratas. Aunque los piratas fueran anteriores a la época del doctor, aún en la isla quedaban algunos.
La Comisión de Guerra (jefatura de lo que podría ser un ejército, pero esta isla no contaba con fuerzas armadas, pero si con un Servicio Penitenciario de cuatro hombres) dirigía el Cuerpo de Guerra, que cumplía tareas específicas para solucionar algunos problemas, como el del tiempo y el de la eterna noche, las desapariciones de cosas, seguridad interna (había una comisaría con 8 hombres que funcionaba, pero que rara vez era útil y esporádicamente realizaba algún operativo contra los piratas mal llevados ), regulación de actividades de brujerías, hechizos y hechiceros y alquimistas, etc.


Próximamente, las continuaciones, pero no se hagan ilusiones. Soy aficionado y por demás vago, como dijo Julio Cortazar “Escribo cuando me da la gana”.

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