Thursday, October 06, 2005

Las clases de metafísica del Profesor Ítalo Jacques, clase nº 4

Un fenómeno documentado por un amigo del profesor:

Quiero dejar escritas las experiencias que he tenido con el Doctor Saint Kumalo, geómetra y doctor en ciencias fisicomatemáticas y cosmográficas. El Vicecomodoro Kumalo desempeñaba su carrera militar paralelamente con la mía en la Fuerza Aérea Argentina. Era medianamente reconocido en Latinoamérica por sus trabajos de investigación, que alguna vez, vanamente y con esperanzas de progreso envió a la NASA.
Se desempeñaba en el Escalafón General con especialidad en control del espacio aéreo.
Una tarde perdida en el ayer, iluminada por la tenue luz del sol, lluviosa por cierto, me hizo notar una de sus observaciones, de las que poco se podría hablar, pero razonar casi abstractamente era muy posible. Quizá era un poco insensato, delirante o producto de la imaginación formular que hacia el cielo se proyectan líneas casi imaginarias equidistantes, que nacen en el suelo.
Las líneas no son infinitas: caducan donde el oxígeno de la atmósfera escasea.
Una leyenda Inca habla por cierto de una raíz de un número par cuyo índice dependerá de la altura de la línea, de la cual la radicación de la altura total de la misma es un número que poco difiere de Phi. Pero es mera casualidad. Creí en un momento, que los Incas fueron los pioneros de este paradigma que habla sobre el origen de la supuesta letra griega o del número periódico que le corresponde, pero ahora tengo la firme convicción que los griegos han suprimido el origen del significado, atribuyéndolo así como creación suya. Lo importante de las proyecciones va más allá de cualquier valoración científica o técnica. Lo que importa es su valor metafísico, aunque pueda ser un tanto surrealista.
El motivo de la investigación de Kumalo era producto del castigo de sus superiores. Algún día me había contado que ordenó a un operador de sistemas de lanzamiento de carga aérea que dejara caer en cierta coordenada cajas que contenían armamento corto y equipos personales. El subordinado arrojó la carga en el punto establecido y algo muy macabro, siniestro y muy raro sucedió. El avión que cumplía la misión tenía órdenes de retirarse del lugar por el gran riesgo de ser abatido por el fuego enemigo en no se cual misión de paz.
Tres horas más tarde, a en la base aérea, llegó una comunicación por teletipo que expresaba la inmensa bronca del comodoro Rañiguez por no haber encontrado las cajas en el lugar previsto. No había una solución inmediata dado que el reabastecimiento del combustible tardaría 20 horas y los hombres necesitaban las armas para defender a la patria y sus vidas. Murieron 40 efectivos, entre oficiales, suboficiales y soldados.
Una aeronave de vigilancia divisó el día posterior a los hechos 10 cajas que resultaron ser las que se habrían lanzado el día anterior. Se había producido una desviación de 3 Km. .
Era una falla imposible. En ese tipo de operaciones el margen de error no sobrepasa los 100 metros.
Kumalo supuso entonces la desviación de las cajas como producto de un potente flujo magnético, lo que indica que las líneas tienen la capacidad de atraer cuerpos metálicos, que supone no un postulado científico explicando dicho fenómeno sino puro esoterismo.
Hay quienes no tardan es vacilar, que, la naturaleza de este fenómeno es la misma que la del fenómeno del triángulo de las bermudas, etc.
Hay otras teorías descabelladas que hablan sobre los pies de Dios sobre la tierra, que acaso son estas lineas invisibles y manifiestas con el magnetismo. Esta teoría ha desatado múltiples escándalos dentro de la Iglesia Católica, porque las lineas son finitas y Dios, por naturaleza, es infinito y está en todas partes.
Pero el propósito de este escrito no es investigativo ni científico, al contrario de lo que se pretende, es puramente anecdótico y de valor heurístico.

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