Wednesday, October 05, 2005

Ruda crítica racionalista sobre las obras de Norwest, por Adam Wyde Lyson

Aunque sus obras carezcan como todas, de un propósito útil, suelen mantener la estética propia de un mundo compuesto por lo mítico, lo fantaseoso y la atroz realidad a la cual invoca para plasmar sus escritos.
Es triste imaginar que en muchas de sus obras ha invocado esa burda y bizarra metafísica que tiene por propósito mal logrado confundir al lector, y acaso a sí mismo, porque es evidente que disfruta de la psicosis y la confusión mental.
Sus obras son también desordenadas, no siempre se pueden realizar conjeturas comunes a todos sus cuentos y monólogos. Sus musas suelen ser vagas, insidiosas y descabelladas, y no tarda -en tiempos de ocio- en escribir algo solo con el propósito de acumular ideas dispersas, que no conducen a ningún objetivo que sirva siquiera para reivindicarse.
Cuando me propusieron escribir una especie de prólogo para su libro aún inconcluso, habiendo leido previamente solo algunas de sus narraciones, me negué rotundamente. Pagaban en Dólares, y muy bien. Fue esa salvedad y el temor a sentir culpa por mi desprecio hacia Norwest, que ahora puedo escribir con cierto desgano una crítica breve para su libro, o de su libro.
Lejos de tener disciplina para el arte literario y a pesar de las sugerencias de sus pares-que trataban fervientemente de desalentarlo-, Norwest sigue teniendo la burguesa idea de utilizar su arte desbordado de infamias para alguna vez llegar a publicar un libro y obtener un beneficio económico en concepto de ello.
Creo que esta crítica, lo único que hará, es incentivar a otros críticos curiosos a leer las obras de Norwest. Despertarían su curiosidad, la saña y el menosprecio por sus escritos -como ya dije antes-, inútiles.
Quizás, otros quieran comprobar la infamia de su literatura. A no pocos les gustarán, muchos pensarán que malgastaron su dinero, y otros que es un loco al que simplemente se debe sonreir y hasta ignorar casi por completo.
Sus aficionados serán lectores pasmados que buscan la perspicacia, son curiosos y tienen demasiado tiempo libre, aunque esto no basta. Deben ser a veces hasta melancólicos y sufrir esquizofrenia de tipo desordenada, y esto tampoco basta. Porque las cualidades de un buen escritor, nacen y se forman en la empatía. No en pensar con fines comerciales qué temáticas le agradaran al lector -de hecho los escritos de Norwest suelen carecer de temática-. No se trata de lo anterior. Sino de hacer con barroca gramática y fina redacción -pero de un tema concreto- que la lectura sea cautivante. Como es de costumbre afirmar aquí, las obras de Norwest -definitivamente- no poseen estos atributos.
No es dificil pensar que conseguirá una venta masiva de su libro gracias a mí, porque los compradores -al leer esto- sentirán una profunda lástima por el escritor y creerán que harían un bien al mundo, a sí mismos y a Norwest, comprando su libro: el libro de una pobre criatura que no tiene donde caerse muerta. Un libro hijo de un semi dios de linaje rebelde, miserable e indigente.
Cómpren su libro!, solo así podrán condenarme al fuego eterno o llenarme de laureles y darme la razón.
Aunque la estructura de la escritura de Norwest no sea útil (sino solo para lo que él supone para poder lograr sus propósitos, y que pocas veces lo hace) no deja de ser serena, compacta y piadosa.

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